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¿Te imaginas que te levantas un día y no eres tú a quien ves en el espejo?

No sabes quién eres ni lo que esperas del futuro.

No sabes lo que odias, y mucho menos, a quién amas.

Por qué trabajas donde lo haces o quién coño es esa persona que te dice buenos días.

Te preguntas si merece la pena prepararte para vivir tu día o quizá sea mejor volver al colchón y bajar la persiana.

Te pesa el cuerpo como si fuera de cemento.

Sientes que tus ganas de superación se las regalaste a alguien que ni siquiera conoces.

Y ni el hambre. Ni tu higiene. Ni tu dolor de cuerpo te importan.

Vaya explosión de emociones

Pues creo que eso fue lo que debió sentir ella…

Ella

Ella era una mujer dedicada a su familia y a sus alumnos (exacto, era madre y maestra).

Entregada al bienestar y confort de los que tenía a su alrededor. Quizá demasiado condicionada por lo que pensaran los demás.

Siempre rodeada de críticas y miradas.

Desconocía su voluntad propia porque siempre se amoldaba a lo que los demás esperaban de ella.

Vivía plagada de expectativas por cumplir y de necesidades de otros por cubrir.

Parece agotador…

Marido. Una hija. Y un hijo.

Ninguno sabía por la encrucijada por la que estaba pasando.

Todos ellos se sumaron a la demanda diaria.

Al parecer no consideraban que fuera para tanto llevar a cuestas ese papel de mujer perfecta.

Era tal la perfección de su rol, que asistía en su propia casa, a muchos de los alumnos que se presentaban sin horarios, pidiendo el auxilio de su profe favorita.

La verdad es que siempre se le veía atareada y con mucha presión. Constantemente preocupada por dar lo máximo.

Todo el día ente libros, exámenes y ansias de llegar a todo. Y a todos.

Su casa era otro reto diario. La incomprensión y el agobio resumía su relación con sus 3 más cercanos.

Pero eso no parecía frenar su inercia de luchadora.

Y aquí querido lector. Fue cuando entendí el sentido más práctico de la primera ley de Newton sobre la inercia, pues “todo cuerpo en movimiento arrastra la misma velocidad hasta que encuentra otra fuerza opuesta que consigue frenarlo (…)”

Y en algún momento el frenazo a tanta inercia llegaría.

Su fuerza opuesta llevaba activa durante años, aunque ella conseguía superarla día tras día. O al menos eso parecía…

Nadie lo vio venir. Nadie se imaginaba que algún día todo reventaría y saltaría por los aires.

¡Espera! Mejor te pongo en situación…

¿Has visto alguna vez (aunque sea en video) la demolición de un edificio?

Para no andarme por las ramas.

Se utiliza mucha dinamita. Y una buena franja de seguridad para evitar daños colaterales.

Autor: Micah Williams

Así fue como todo lo construido se vino abajo.

Aunque esta vez no había quién delimitara un espacio seguro a prueba de depresión fulminante.

Esta arrasó con toda posibilidad de equilibrio.

Acabó con esa enérgica mujer que creía poder con todo y que no encontraba las fuerzas para no sucumbir ante la presión y el egoísmo ajeno.

La puerta de su corazón se selló a cal y canto. Ya no había momento para nadie más. Para nada más.

Ni siquiera para sí misma.

En realidad, no creo que se hubiera dedicado de verdad a ella durante sus (por entonces) 30 años.

Me parece hasta normal que de un día para otro no reconociera lo que encontró en su propio reflejo.

Sus ojos perdieron su brillo. Su sonrisa se dibujaba inexistente. Su movimiento natural había perdido espontaneidad. Su habla se ahogó en silencio. Hasta su carita parecía haber perdido vitalidad.

En aquellos momentos me sorprendió que intentara quitarse la vida día sí y día también.

Luego comprendí que tenía muy adentro todo lo que su exterior expresaba.

La indiferencia y desidia familiar no le motivaba a querer otra cosa que desaparecer.

Yo

“¡Eres una vaga! No quieres afrontar tus problemas. Dejas a tus hijos descuidados. No haces más que dormir.”

Los reproches eran constantes y su lucha se hacía aún más cuesta arriba.

Y así fue como la ignorancia sumada a la falta de intención por salvar a una persona que sufre en la agonía más silenciosa, hizo que la depresión se convierta en un gigante de enorme sombra capaz de arrancar de raíz cualquier brote de esperanza y cariño.

Cuanto más grande se hacía, más era alimentado por aquellos egocéntricos que pretendían enfrentase a él a base de recriminaciones y culpa a fuego lento.

Me duele confesar que yo también encendía esa llama.

La integré como la mejor forma de hacer que ella reaccionara y se comprometiera a vivir.

Arrastré esa culpa durante años.

Hasta que por fin me liberé.

“¿Qué culpa tiene una niña de 12 años?” me dijo mi psicóloga hace un tiempo.

Le dije: “Pero es que seguí siendo igual de intransigente y dura con ella durante mi adolescencia y parte de mi adultez. Ahí ya no era tan pequeña”.

Me contestó: “Así te enseñaron. Seguiste los pasos de tu mayor referente en ese momento. Nada más.”

¡Vaya! 😶 Nunca había sentido, con tan solo 2 frases, una liberación tan enorme.

Gracias a esto mi forma de actuar y de amar a mi madre cambió. Gracias a ese despertar, logré empezar de nuevo y valorarme sin sentir que todo lo hice mal.

Lo hice en su día. Sí. Era pequeña. También.

¿Hay que llegar a equivocarse para saber que te has equivocado?

Pues también. Es imposible hacerlo al revés ¿no crees? 🤪

“Porque, querida María, después aprendiste que estar a su lado no era suficiente. Aportarle y no restarle fue la clave para su estabilidad” (nota mental)

¡Entérate!

Y ahora ¡entérate también tú!

Te acabo de contar cómo, hasta hace unos años, arrastré la tremenda culpa que no me dejaba aceptar el trastorno bipolar de mi madre.

Ahora te cuento cómo cambió todo después de soltarla y dejarla atrás.

Te lo dejo mejor en vídeo y así descansas de “tanto” leer. 😜

¿Qué te encontrarás al darle al play?

 El 22 de octubre la Fundación ASAM Familia me invitó para dar una charla.

¿El nombre de la jornada? Depresión, una enfermedad grave. Cómo prevenirla, detectarla y abordarla.

*Breve inciso. Gracias Bibiana Serrano por confiar en mí. 🙏 😌

Aquí tienes toooodos los temas de los que te hablo en la ponencia que tienes más abajo 👇👇:

  • Por qué sufres la enfermedad mental de tu familiar si tienes estos síntomas.
  • La gran cagada que cometí como hija de madre bipolar.
  • Cómo un brote maníaco te puede ayudar a reaccionar y mejorar tu vida.
  • Cómo conseguir evitar más brotes o recaídas depresivas y maníacas.
  • ¿Le pedirías a un ciego la hora? Claro ejemplo de la sobreprotección.
  • Lo que nunca debes decirle a tu familiar con depresión si quieres que mejore.
  • La clave para evitar el empeoramiento de la salud mental de diagnosticado y familiar.
  • Cómo surgen tus traumas y por qué es importante identificar su causa.
  • Cómo tus críticas y exigencias como familiar empeoran el estado del enfermo mental.
  • Por qué el familiar no llega a cuidar de forma saludable al diagnosticado.
  • Qué hacer si eres familiar para que la estigmatización de la patología mental termine.
  • Cómo me atrevo a representar al familiar afectado.
  • El gran fallo de la NO escucha.
  • El menú diario que tendrás si no actúas YA como familiar de bipolar.
  • Ejercicio práctico para convertir un día triste en un momentazo de placer y sonrisa.
  • Qué hacer para cuidar de ti y poder ayudar desde la calma y el bienestar a tu familiar bipolar.
  • Cómo María Tovar ayuda al familiar de persona con trastorno bipolar.

Aquí mismo tienes los 20 minutillos de vídeo. 👇👇👇👇👇👇

Un gustazo haber participado. Para la próxima me relajo más. 😜

¿Y tú? ¿Qué aprendiste de la depresión de tu familiar?

Por María Tovar

En lugar de seguir absorbida por la enfermedad mental de mi madre y seguir frustrándome por no saber cómo ayudarla ni cómo evitar sus episodios de manía y depresión.

En 2016 decidí pararle los pies al trastorno bipolar.

Aprendí a disfrutar de mi tiempo, mis sueños y mis viajes sin descuidar la estabilidad de mi madre ni por un segundo.

Gracias a años de lectura sobre el funcionamiento del cerebro, inteligencia emocional y mentalidad, conseguí encontrar el equilibrio perfecto para no amargarme la vida por culpa de la bipolaridad.

Hasta hoy hemos evitado a tiempo 3 crisis maníacas y 2 depresivas. Y espero que sigan aumentando porque cada posible recaída me enseña cómo evitarlas con más calma y sin miedo paralizante.

Ahora todos estos aprendizajes los comparto en el proyecto Bailando con Polos.

En él ayudo a otros familiares, de cualquier parte del mundo, a convivir con el trastorno bipolar sin que este controle su tiempo, destruya su salud y acabe con su paciencia y ganas de hacer planes.

¿Quieres ser libre frente al trastorno bipolar y asegurarte de que no controlará más tu vida?

🎁🎁 Disfruta de este video de 20 minutitos para saber cómo evitar la próxima recaída de tu familiar bipolar sin desesperar. 👀👀

Y despídete de una vez del agobio y la impotencia de luchar contra una enfermedad mental que no te deja ser feliz.

O si lo prefieres hablamos cara a cara (incluso con pantalla de por medio) y te cuento cómo conseguirlo.
📲 Clic AQUÍ para reservar tu llamada gratuita.