Episodio #09 de Charlas entre Polos. Donde el familiar de bipolar descubre cómo dejar de sufrir la enfermedad mental para vivir felizmente junto a ella. (Sí, has leído bien. FELIZMENTE 😎👌)
En el episodio anterior hablamos con David Martín, autor del libro de «De espectador a personaje principal: En un trastorno mental»
Como hijo de padre bipolar, te cuenta durante la charla, cómo vivió y aprendió a convivir con la enfermedad mental después de sufrirla durante toda su adolescencia.
Hoy te traigo a Pablo García. Doctor en Biología y diplomado en Focusing.
Con él conocerás:
- Cómo pasó de sufrir ataques repentinos de ansiedad a controlarlos para siempre.
- Por qué gracias al focusing consiguió afrontar la dura enfermedad de su familiar.
- Cómo terminar (de una vez por todas) con tus dolores físicos y saber qué los provoca.
Antes de que veas la charla con Pablo, te cuento cómo viví mi primera sesión de Focusing junto a él como acompañante vía zoom.
Pero antes, te aviso.
Esto me pasó a mí.
No significa que te pase a ti lo mismo cuando lo pruebes.
Tampoco significa que te vaya a pasar todo lo contrario.
Ya sabes, cada persona es un mundo. Y ninguna experiencia es comparable entre personas.
Cada uno vive lo que le toca. Cómo vivirlo y sentirlo es (también) cosa de cada uno.
Y para disfrutar de cada ratito, aunque sea con una presión enorme en el cuello (ahora te contaré, no te impacientes 😜)
El focusing es una dinámica y poderosa forma de conseguirlo.
Ahora entenderás lo que te digo.
Mi primera vez.
Empieza lo desconocido.
Por suerte me encanta lo nuevo. Me llevo bien con todo lo que no conozco, incluso con nervios e incertidumbre por delante.
Esa aceleración en los latidos y ese hormigueo por el estómago me provoca cierta adicción.
No sé lo que está por llegar. Pero ya me encanta.
Empezamos.
Pablo me pregunta si hay algo en concreto por lo que me gustaría comenzar o enfocar la sesión.
Llevo meses con una presión en el centro del pecho y una contractura en la espalda que no se me quita ni después de 2 sesiones con el osteópata y alguna que otra visita a la acupuntora.
Por ahí empezará todo entonces.
(No te contaré cómo se desarrolla la sesión de principio a fin. Mejor vamos a lo potente y te dejo que experimentes tu sesión sin desvelarte por qué fue tan fluida y llevadera)
A lo que vamos.
Después de un rato empecé a sentir mucho calor en las manos. Esta se me trasladó a los pies.
Y se paseaba por todo el cuerpo como Pedro por su casa.
De repente, y con los ojos cerrados, veo dibujado en la pared un agujero negro que seguía mi mirada (sí, aún con los ojos cerrados) se abría hacía mí como si quisiera engullirme de un bocado.
Cuando lo saludo, se aparta a un lado, se hace más pequeño y se aleja.
Me alivia el hecho de sentirlo más difuminado.
Aunque soy consciente de que no es un peligro real, me incomoda su presencia.
No me preguntes por qué. No sabría qué decirte.
De repente el dolor en el pecho aparece, y junto a él, un pellizco en la garganta. Ambos soportables y nada preocupantes.
Aún así, me empieza a caer alguna que otra lagrimilla. Nada de dramas. Caen como quieren y se secan como cualquier otra.
Este por qué sí lo conozco. Pero me lo guardo.
Hay una leve presión que se aloja en mi cuello. Me da la sensación de que tengo que agachar la cabeza para que se calme, pero me resisto.
Craso error.
Frente a ese «no querer dejar fluir la molestia y aceptarla», apareció el dolor punzante en la espalda.
Aquí vuelve pegando fuerte.
Después de un rato tratando ese concreto dolor, me lo toco con la mano y se disipa. No me masajeo ¡ojo! Solo me palpo esa zona sin presión alguna.
Y se va desvaneciendo, aunque quedan resquicios afilados.
Al rato y tras una sesión bastante intensa y de la que saqué muchas conclusiones gracias a las preguntas y guía de Pablo, abro los ojos.
Me mareo y no puedo enfocar.
Pablo pacientemente me da mi tiempo para recuperarme.
Vuelta al estado de inicio damos por terminada una experiencia que lejos de parecer agobiante por las diversas incomodidades que se generaron en mi cuerpo, me hizo conocer el origen de cada dolor y molestia por separado.
Cada una de ellas aparecía en un orden y en una intensidad acorde a mi estado y al ritmo y preguntas de Pablo.
Mis respuestas eran espontáneas y sin juicio, lo cual me ayudó muy mucho en el proceso.
Como te dije, esto me pasó a mí. Después de esa sesión no he tenido otra igual. Todas han sido únicas e igual de interesantes.
Y ahora que te ha entrado el gusanillo sobre qué es esto del Focusing.
Clic justo en el vídeo y flipa con lo que puedes conseguir con su práctica.
Charlas entre Polos #09. Focusing. Cómo cuidar tu mente escuchando tu cuerpo.
Índice
0:00 Bienvenida y presentación Pablo García
2:08 De sufrir ataques de ansiedad al Focusing.
8:21 Qué es el Focusing y cómo entender lo que tu cuerpo te dice.
13:22 Conoce el experimento que demuestra lo que tu cuerpo sabe y tú (todavía) no.
19:00 El ejemplo más claro para comprender por qué te alivia un problema.
23:48 Cómo practicar Focusing aunque te cueste meditar.
27:00 La mejor dinámica para disfrutar del Focusing.
32:00 ¿Solo o acompañado para empezar?
40:00 Por qué no necesitas hacerlo a diario para sentir los beneficios.
43:53 Cómo transformar tu enfado en sana comunicación con tu cuerpo.
49:13 Aprende a tratarte con amor.
50:22 Dónde practicar Focusing.
54:00 Cómo te ayuda como familiar de persona con una enfermedad grave.
57:05 Despedida
Por María Tovar

En lugar de seguir absorbida por la enfermedad mental de mi madre y seguir frustrándome por no saber cómo ayudarla ni cómo evitar sus episodios de manía y depresión.
En 2016 decidí pararle los pies al trastorno bipolar.
Aprendí a disfrutar de mi tiempo, mis sueños y mis viajes sin descuidar la estabilidad de mi madre ni por un segundo.
Gracias a años de lectura sobre el funcionamiento del cerebro, inteligencia emocional y mentalidad, conseguí encontrar el equilibrio perfecto para no amargarme la vida por culpa de la bipolaridad.
Hasta hoy hemos evitado a tiempo 3 crisis maníacas y 2 depresivas. Y espero que sigan aumentando porque cada posible recaída me enseña cómo evitarlas con más calma y sin miedo paralizante.
Ahora todos estos aprendizajes los comparto en el proyecto Bailando con Polos.
En él ayudo a otros familiares, de cualquier parte del mundo, a convivir con el trastorno bipolar sin que este controle su tiempo, destruya su salud y acabe con su paciencia y ganas de hacer planes.
¿Quieres ser libre frente al trastorno bipolar y asegurarte de que no controlará más tu vida?
Y despídete de una vez del agobio y la impotencia de luchar contra una enfermedad mental que no te deja ser feliz.
O si lo prefieres hablamos cara a cara (incluso con pantalla de por medio) y te cuento cómo conseguirlo.
📲 Clic AQUÍ para reservar tu llamada gratuita.